Cali es una ciudad tradicionalmente alegre, siempre, desde sus más remotos tiempos, ha contado con conjuntos musicales que han alegrado el ambiente en cada reunión familiar, en cada fiesta patronal o en paseos o sitios o donde haya más de dos personas reunidas.
A principios de este siglo, y no se sabe hasta cuándo, había en la ciudad un conjunto conocido con el nombre de "Banda de Palo Alto", y posteriormente conoció la "Banda de Garrón de Puerco". Estas dos típicas bandas musicales alegraban las navidades caleñas eran el regocijo en las fiestas de los Reyes Magos, pues desde el día 14 de enero, luego del receso de Navidad y el Año Nuevo, recorrían las calles de la ciudad-aldea que era en la década de los años 20, cuando todavía no se conocía el cemento en sus calles, ni el acueducto, ni el alcantarillado, y que (no legible) desagües corrían a la vista (no legible) por medio de las calles empedradas de la "muy noble y leal" ciudad de Santiago de Cali.
Avanzaban los años, aumentaba la población, pero el progreso de la urbe no se veía aún, pues Cali seguía siendo la grande aldea con sus casa de adobe o bahareque de un solo piso, muchas de ellas, las centrales, grandes caserones con inmensos solares y pesebreras, y algunas con cocheras, pues los más pudientes tenían sus famosas "victorias" para sus paseos por la ciudad.
Este exordio, para decir que Cali siempre ha tenido conjuntos musicales y ninguna fiesta a dejado de hacerse por falta de música. Con el correr de los días se formó el conjunto de los Hermanos Soto, conocidos popularmente como "Los Porrongos". Eran seis y todos músicos, y fueron precisamente de los primeros en acompañar por las calles de la ciudad la procesión del Santísimo Sacramento, que en los albores de la Cofradía del Santísimo Sacramento, se hacía hasta tres veces a la semana.
BANDA MILITAR
En aquella década de los años veinte existía en la ciudad el regimiento de Infantería "Pichincha" No. 10, que luego, a principios de los años treinta, se convirtió en batallón con el mismo nombre y el mismo número. Ahora se le conoce con el número 8 y tiene su sede en los cuarteles de Nápoles.
Ese regimiento de infantería tenía su banda de músicos, y fue don Rafael Machado, de grata recordación, uno de sus primeros directores. El conjunto era de diez y nueve músicos y su director. Esa banda alegraba las noches dominicales en el Parque de Cayzedo, amenizaba los actos en los días patrios y actuaba en los desfiles ("paradas") militares que se registraban.
Esa banda de músicos del "Pichincha" ya en la década del 30 (en sus inicios) no existía. En esta década se organizó la Banda Departamental, existente aún y hoy dirigida por el profesor Sebastián Solarí.
Rafael Machado, cariñosamente llamado "Machadito", fue el primer director de la naciente institución musical. La Banda Departamental fue creada por medio de ordenanza aprobada por la Asamblea Departamental, siendo autor de dicha ordenanza el doctor Jorge E. Cruz, abogado caleño que después de tantos años, y luego de trasegar por los senderos de la política, siendo de los más distinguidos "indostanes" caleños, sigue como "Juanito el Caminador" o, como decimos los caleños, "Vivito y coleando". El médico caleño, doctor Demetrio García Vásquez (ya fallecido), era el gobernador de la época y fue quien como tal sancionó la respectiva ordenanza que dio vida a la Banda Departamental de Músicos.
La banda inició sus labores con 32 músicos, muchos de ellos provenientes de la extinguida banda de músicos del "Pichincha", y entre ellos Hernando Paredes, Manuel Bravo Artunduaga, Luis Felipe Ospitia, Gabriel A. Cruz, Arquimedes García, Pablo E. Rojas y Ramón Soto (de Los Porrongos), que se destacó como contrabajista.
De los fundadores de la Banda Departamental y provenientes de la de "Pichincha" aún subsisten varios y hoy forman el grupo de los "Músicos de Jesús", y entre ellos Paredes, Bravo y Ospitia.
Directores
Desde su fundación la Banda Departamental de Músicos ha tenido varios directores, en su mayoría fallecidos. Entre esos nombres de directores, con Machado, recordamos Jerónimo Velasco, Alfonso Borrero Sinisterra, Jorge Enrique Umaña, Benjamín Manzuera, Aníbal de J. Estrada hasta el profesor Sebastián Solarí, su actual Director, quien ha dado un nuevo vuelco al conjunto musical pues ha querido hacer de nuestra Banda de Músicos en conjunto respetable con características de sinfónica.
La Banda de Músicos, por ser Departamental, ha actuado en casi todos los municipios del Valle del Cauca, y es así como El Cairo, Argelia, Ansermanuevo, Caicedonia, Sevilla entre otros municipios norteños, han tenido la satisfacción de oír sus acordes, y lo mismo dicen los municipios del centro y también los del sur del Valle, y hasta Puerto Merizalde ha tributado sus aplausos a este grupo musical que no ha tenido, conforme al criterio de sus respectivos directores, misión distinta a la de llevar alegría a todos los lugares de la comarca.
Aníbal de J. Estrada, el director anterior a Solarí, estuvo al frente de la dirección de la banda durante once años. Mucha fue su lucha por lograr mejorar para el grupo musical, pues pese a la importancia que en la ciudad tiene una banda de músicos, la nuestra ha sido victima de la desidia oficial, y sus directores han tenido que sostener duras y continuas luchas para que haya uniforme, instrumental, local para ensayos, mejores salarios y, en fin, todo lo necesario para la dignidad de algo que es tan vital para la vida de las ciudades como es una banda de músicos.
Otros directores lo fueron durante varios períodos, y entre ellos Jorge Umaña Mafla, fallecido hace dos años, reputado como de los buenos directores de conjunto, compositor. Era hijo de don Enrique Umaña, el primer caleño que en Cali tuvo un almacén de música y que fue músico él, violinista por más señas. La casa Umaña estaba sita, con su almacén, en la calle 10 entre carreras 8a y 9a.
UNA ANÉCDOTA
Dijimos antes que en sus andanzas la Banda de Músicos del Departamento actuó también en Puerto Marizalde, y así fue esto ocurrió cuando era Vicario Apostólico de Buenaventura Monseñor Valencia Cano. Había una festividad en aquella zona de pacífico que recibió el nombre del gran misionero padre Meizalde. El viaje se hizo en un planchón. No hubo novedad en la ida, pero al regreso el planchón se varó en altamar, y fue grande el susto de los músicos que apuros que pasaron todos. Sin embargo los integrantes de la banda, pasada la primera impresión, resolvieron alegrar el ambiente con los acordes de sus instrumentos. Mientras tanto, el autor en respuesta y en poco tiempo los músicos del mar, se vieron nuevamente en buena ruta y su arribo a Buenaventura fue venturoso.
Esta anécdota nos fue narrada por los profesores Paredes, Bravo y Ospitia, quienes vivieron esa aventura y siguen acompañado cada domingo al Santísimo Sacramento.
LA BANDA HOY
Han pasado cuatro décadas desde la fundación de la Banda Departamental Varios Directores han tenido el conjunto, por más de una vez. Casi en su mayoría han desaparecido, pues nos parece que sólo subsisten los Hermanos Mazuera (Lubín y Benjamín), y el profesor Aníbal de J. Estrada. Cada uno en su época procuró trabajar a conciencia por darle prestigio al conjunto, y cada uno tuvo interés en que Cali y el Valle disfrutaron del arte de ese grupo de músicos hoy totalmente renovado, pues quienes aún viven y siguen actuando como músicos, lo hacen en agrupaciones diferentes. Hoy con la dirección del profesor Solarí, la Banda de Músicos aumenta en arte y en prestigio, y con ella se han revivido para la ciudad épocas añoradas por los que en Cali ya tenemos más de "los ticinco", como era aquellas famosas retretas del Parque Cayzedo, a las cuales acudía lo más distinguido de la sociedad caleña para escucharlas, porque el Parque de entonces también era sitio de diversión y descanso para las gentes de bien de la ciudad, antes de que negociantes, aventureros y elementos antisociales se apoderaran de él. Hoy se cuenta otra vez con las retretas dominicales que de Estrada, en el Parque Cayzedo, pasaron con Solarí a la plazuela del CAM y ahora se hallan en el kiosko que para el efecto se ha construido dentro de la misma área del CAM, a un lado del Puente Ortiz. Y los caleños y no caleños, pero si los bueno melómanos, se congregan en ese sitio cada domingo para escuchar y aplaudir cal conjunto musical que, pese a lo moderno, nos une con la tradición del Cali Viejo y nos hace añorar esos conjuntos de "Palo Alto", "Garrón de Puerco" o el famoso grupo de los Hermanos Soto o "Porrongos".
A la memoria de estos hombres dedicamos estas líneas, pues ellos con los acordes de sus instrumentos o el percutir de los mismos (bombos y platillos), alegraron nuestra infancia, que fue también, por qué no decirlo, la de un Cali que aún vive presente en nuestras retinas. Un Cali de calles empedradas y acequias por sus medios, un Cali cuando en la mayoría de sus casas todo el mundo se alumbraba con velas o cocinaba con leña o carbón, pero que siempre tuvo música para alegrar los corazones de sus hijos.
Foto tomada de Despertar Vallecaucano N° 76 de 1984
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