La siguiente crónica la encontré revisando ediciones viejas del periódico El País de Cali, en la edición del 1 de septiembre del 2004.
En esta crónica cuenta la historia de la boxeadora Ingrid Lorena, en el inicio de su carrera deportiva y que hoy esta a un par de victorias de lograr un ORO olímpico para Colombia.
Compartimos esta en honor de muchos deportistas que con las peores circunstancias sociales en su vida le han otorgado al país inmensos logros.
Autor crónica: Santiago Cruz Hoyos
Título:
Del Jarillón al ring...
Ingrid Lorena Valencia es la mejor boxeadora del país en la división de los 51 kilos. Pese a ser medalla de bronce en Odesur y la principal carta de Colombia para los Olímpicos de 2012, duerme en el Jarillón del río Cauca.
La maleta está colgada de un gancho oxidado de la casa. Es negra, ejecutiva, fabricada en poliéster, con herrajes en aluminio y nombre pomposo: Expandible Airbus, de Totto. Su bolsillo exterior está decorado con la bandera de Colombia y debajo cinco aros entrelazados. Es el símbolo de los Juegos Olímpicos.
La casa está en una zona de Cali donde los taxistas lo piensan dos veces para entrar: el Jarillón del río Cauca, límite con el barrio Decepaz, en Aguablanca. Es una invasión en la que habitan afrocolombianos del Pacífico que llegan en busca de un hogar y un trabajo. Dos pandillas se pelean el sector. ‘Los del humo’ y ‘Los raros’.
La fachada de la casa está levantada con quince retablos pintados de blanco. La puerta, también de madera, se nota desvencijada, sin chapa. La sostiene una cadena. Cuando se abre se ve lo justo que necesita una boxeadora para vivir: una cama, un televisor, un equipo de sonido, un Dvd para ver vídeos de combates, una estufa de dos boquillas, un saco para entrenar, dos pescados para el almuerzo conservados en una olla llena de agua porque no hay nevera. El piso es de barro.
Pero la maleta... se ve distinta en ese mundo de incertidumbre y escasez. Incluso, huele diferente, a nuevo. La maleta es un guiño del destino, promesa de tiempos mejores para su dueña, Ingrid Lorena Valencia, 21 años, considerada como la mejor boxeadora del país en la división de los 51 kilos, campeona departamental, medallista de bronce en los Juegos Suramericanos de Medellín y según entrenadores, gran opcionada para representar a Colombia en los Olímpicos de Londres 2012, cuando se disputen por primera vez en la historia de los Juegos competencias de boxeo femenino.
“La maleta es el único lujo que tengo. Fue lo que me quedó de los Suramericanos”, dice Ingrid mientras se alista para salir por las calles de Decepaz para hacer carreras continuas y de velocidad con su entrenador, Jorge Aguirre. Es la rutina de todas las mañanas, incluidas las de los domingos, así estén cayendo aguaceros bíblicos como los de esta semana que inundaron 21 barrios. En la tarde la pegadora partirá al Coliseo El Pueblo, donde se realizan las prácticas de la Liga de Boxeo del Valle. Trabaja a doble jornada.
Ingrid es más conocida como ‘La Zarca’. Tiene unos ojos preciosos, claros, color caramelo. Y una sonrisa tierna, como la de un bebé cuando juega en su cuna. Viéndola así, con sus brazos delgados y su 1.60 de estatura, no parece boxeadora. El profesor Jorge Aguirre tal vez sospeche esos pensamientos y advierte: “No se lo crea. Ahí donde la ve es un diablo en el ring. Rápida, maliciosa, inteligente, técnica. Y pega duro, como una mula”. Es el mismo concepto de Raúl Ortiz, entrenador de Ingrid en la Selección Colombia: “En sus puños hay una explosividad tremenda”.
En un par de prácticas en las que ‘La Zarca' combatió contra Ronald Niño y Gilmar González, dos jóvenes boxeadores, les pegó. Los vi reculando en el ring, saltando hacia atrás para escapar de esa zurda con dinamita. Cuando terminó el combate con Ronald, pegador flaco pero de brazos fornidos, se le vio acariciándose una de sus cejas. Se quejaba de dolor.
Ingrid nació en Morales, Cauca. Es hija de Ómar Rodallega y Rubiela Valencia, y tiene cuatro hermanos. De su papá habla sin rencores a pesar de que el tipo los abandonó. Ingrid se crió con la mamá y de ella, cree su esposo, Jairo Aguirre, es que heredó el temperamento de gladiadora.
‘La Zarca’ llegó a Cali cuando tenía 12 años, al barrio El Retiro. Y se hizo famosa porque peleaba sin miedo contra hombres y mujeres. Es que en El Retiro, en donde mataron a 41 personas el año pasado, impera de tajo la ley del más fuerte. O se es valiente para salir a la calle, o no existís.
Hubo ocasiones en que peleó porque la miraron mal. Otras para hacerse respetar de los hombres. Otras, porque no quedaba salida. “Y me iba bien, no me dejaba pegar de nadie. Pero también me golpeaban. Una vez dos niñas me arañaron la cara. Ese día me pegaron muy duro y no les pude hacer nada. Claro que después las cogí a una por una. Pero eso es cosa del pasado, gracias al boxeo. Es una etapa de mi vida que ya cambié”, dice. El boxeo, traduce el entrenador Jorge Aguirre, tuvo el poder de transformar su ira en alegría.
El rumor de que era una pegadora de miedo empezó a expandirse por Aguablanca hasta que llegó a los oídos del ‘profe’, que en 2002 entrenaba a boxeadores de la zona. La mandó a llamar. Y cuando la vio en los entrenamientos supo que era una pugilista con todas las condiciones para ser una campeona mundial. Desde ese día Aguirre es su sombra.
El palmarés de ‘La Zarca’ es de respeto. Registra 26 peleas, 25 ganadas, 18 por nocaut y por lo general antes de que terminara el segundo round. En sus puños ya han caído a la lona y sin ánimos de levantarse varias campeonas nacionales: Ingrid Caicedo, de Pasto, y Liliana Hurtado, de Tumaco.
También Mónica Suárique, del Tolima, una de las mejores del país. Le ganó para alcanzar el cupo a los Suramericanos de Medellín. Allá, por decisión de los jueces, 'La Zarca' fue derrotada por la argentina Paola Benavídez. Dice que perdió por el miedo escénico, los nervios de ver las tribunas llenas, pancartas con su nombre escrito y los paisas coreándolo. Es la única vez que ha perdido. Pero aún nadie la ha tirado a la lona.
“Ingrid lo tiene todo. Lo que le falta es experiencia internacional. Cuando tenga eso no la va a parar nadie. Y patrocinio, porque a veces no tiene ni para el transporte para venir a entrenar”, cuenta el profesor Jorge Aguirre.
Habla en el Coliseo El Pueblo, donde se realizan las prácticas de la Liga. Hay dos cuadriláteros, un cartel que prohibe escupir en el piso y una grabadora en la que se escuchan canciones de peluquería: ‘Querida’, de Juan Gabriel; ‘Amor eterno’, de Rocío Dúrcal. La emisora no es indicada para un recinto de luchadores: Bésame.
El asunto del apoyo, dice el entrenador nacional Raúl Ortiz, debe ser tanto para Ingrid como para el boxeo femenino en general. Ortiz cree que este deporte no despierta interés en la dirigencia del país. “Hace siete años no se hace un campeonato nacional. Apenas se va a organizar uno este año, en septiembre, en el Tolima. Hay apatía,” insiste en el teléfono.
Si no hay competencias, las condiciones de ‘La Zarca’ y las de muchas pegadoras se quedarían estancadas, en lo anecdótico. Por eso el objetivo de Ortiz y de la Federación Colombiana de Boxeo es lograr, además de organizar el nacional, participar en el Continental que se realizará en Brasil en octubre y en la Copa Pacífico, en Ecuador, en noviembre.
Mientras ‘La Zarca’ lanza golpes a rivales imaginarios, “one, two, one, two”, Jairo Aguirre, 25 años, su esposo, habla de cómo es el asunto del amor con la mejor pugilista del país. Dice que a pesar de que Ingrid es capaz de desencajar mandíbulas a boxeadores que se le tiran a un tren, es, fuera del ring, igual que su sonrisa: tierna.
Ama, por ejemplo, el rosado. A él lo consiente regalándole chocolates. Y cuando escucha música prefiere que sea cristiana. Esa ternura y la seguridad en sí misma fue lo que lo enamoró. Y por el amor a esa mujer y al hijo que tienen, es que Jairo ha hecho actos heroicos, como retirarse del boxeo para ganarse la vida en una pescadería y poder llevar la comida a la casa. Johan Stiven, el niño de 3 años, es el motor de la relación. Por Johan, Jairo se retiró del deporte que ama y levantó un rancho de madera en el Jarillón para llamarlo hogar. Por Johan, Ingrid pelea todos los días.
El colegio en donde estudió 'La Zarca' hasta noveno se llama Instituto Juan Manuel y está en Decepaz. Tal vez ahí se pueda elaborar un retrato más preciso de la Ingrid del pasado, la que era como una leona batiéndose contra rivales más fuertes y temerarios. En el colegio tuvo varios problemas por las peleas callejeras.
Pero sus profesores le cubren la espalda. De peleas de Ingrid dicen no acordarse. La rectora, Nubia Moreno, la recuerda como una gran estudiante y que se llevaba bien con todo el mundo. El profesor de español Jesús Antonio Martínez dice lo mismo. Era el que más permisos le daba para irse a entrenar, recuerda. Las hermanas Yuli y Liliana Caicedo, sus amigas en el Jarillón, también le custodian su imagen. Lo único que le reclaman es que hace tiempo no se van de parranda.
La preparación de ‘La Zarca’ con miras a los Olímpicos empezó desde el 22 de diciembre. Por eso no pensó en fiestas de fin de año. “Busco mi sueño, lograr el cupo a los Olímpicos. Y ser campeona mundial. Después quisiera estudiar medicina. Todo lo hago por mi hijo”, dice.
De nuevo aparece la maleta como amuleto que anuncia años gloriosos. Ingrid cuenta con nostalgia que en Medellín, en los Suramericanos, vivió su cuento de hadas. Hoteles, duchas con agua caliente, aviones en donde gritó del susto por las turbulencias, maletas de marca.
Por eso cuando volvió, recibió un impacto fuerte, quizá el más duro de los que ha recibido. Era el golpe de retornar a la realidad, a la casa invadida de zancudos en las noches, de goteras, de no tener para el bus. Ese puño perforó su guardia. Pero se está recuperando, anuncia. Entonces, mira la maleta. Y sale disparada a correr por sus sueños en ese Jarillón en donde otros corren para esquivar balas o escapar de un atraco. Atrás suyo se ve a los niños del sector siguiéndola con todas sus fuerzas. “¡Box! One, two, one, two...”.
En sus propias palabras
“Ingrid es la mejor boxeadora del país en los 51 kilos. Es muy táctica y rápida”. René Iznaga, entrenador de la Liga de Boxeo del Valle.
“'La Zarca' es bandida en el ring, es decir, maliciosa, inteligente”. Jaime Cuéllar, presidente de la Liga de Boxeo del Valle.
“Como boxeador fui mediocre. Pero como entrenador tengo 14 títulos nacionales”. Jorge Aguirre, entrenador de la Liga de Boxeo del Valle y de Ingrid.
El número
25 victorias registra 'La Zarca' en su carrera deportiva. 18 combates los ha ganado por nocaut.
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