Texto tomado de Despertar Vallecaucano N° 54. Diciembre de 1980
Vida, Pasión y Muerte del Tranvía Más Pintoresco del Mundo
Corria el año de 1910, acababa de fundarse el Departamento del Valle, segregado del Cauca Grande, y una nueva fisonomía civil aparecía en los anales históricos de la viaja urbe equinoccial. Por aquel entonces vivía en Cali un ciudadano de origen suizo llamado Emilio Bisot, hombre de gran espíritu cívico y de una cultura envidiable. Igualmente vivía aquí otro ciudadano extranjero de nombre Guillermo Beyyret, oriundo de francia, quien tenía establecida en la esquina de la Plaza de Cayzedo, carrera 5a con calle 11, una joyería, pues su especialidad, reconocida por todos era vender y arreglar relojes. Los biógrafos de Don Guillermo lo describen como hombre de extraordinaria fuerza muscular, bien parecido y dueño de unos ojos hermosísimos "que dizque enloquecían a las muchachas". Un día cualquiera en ese año de gracia, el "hada de los negocios" se posó en su barita mágica en la testa de los dos caballeros extranjeros y les mostró el camino industrial, económico y social para la Villa de Don Sebas.
Aprovechando aquella "iluminación cívica y de bastas proyecciones económicas", los señores BEYERT y BIZZOT se trasladaron al "ayuntamiento caleño", al cual le propusieron formar una sociedad Lmtda. para TRAER A ESTA CIUDAD EL MODERNO SISTEMA DEL TRANVÍA MOVIDO SOBRE RIELES. La idea fue acogida por los cabildantes de la época, quienes aprobaron por unanimidad la fundación de la Sociedad, materia de iniciativa de los extranjeros. Gracias a esta eventualidad del destino caleño, se hizo posible la importación del TRANVÍA para el transporte urbano de la localidad y sus corregimientos más inmediatos.
Cuando llegaron los implementos del novedoso aparato férreo al sitio de Sant aRosa en donde fueron descargados después de una odisea por las rocosas montañas de la vía -Cali- Buenaventura- los caleños experimentaron una sicosis de alivio para su trajín de peatones. Cuando los coches fueron puestos en movimiento y se iniciaba una era más para el progreso mecanizado del transporte urbano (antes el de los barcos fluviales del río Cauca), se organizaron fiestas de plaza -carnavales- con reinas -corridas de toros- peleas de gallos- quema de pólvora- elevación de globos- varas de premios- serenatas- bandas de música y "peyejas" -juegos prohibidos- en fin toda una clase de regocijos públicos con los cuales se INAUGURO EL SISTEMA.
CARACTERÍSTICAS MECÁNICAS
El Tranvía a que hacemos referencia, tenía las siguientes características materiales: se parecía a un "tren de los de ahora", un poco más pequeño en su estructura. Locomotora, vagones barnizados y rieles de tipo mediano, la mitad de los del ferrocarril. Su capacidad era para 3 o 4 vagones, mas o menos 3 o 4 góndolas para transporte de carga, las cuales llevaban adscritas unas carpas para defensa del agua. En el interior de los vagones destinados al transporte de pasajeros se instalaban unas bancas o escaños a todo lo largo o ancho del coche; en la parte exterior del vagón llevaba adheridos dos estribos -uno a cada lado para- para abordarlos.
La maquina era de tamaño pequeño con sus correspondientes aditamentos y demás mecanismos adicionales caldera -furgón- tablero de controles - palancas - pito de vapor - chimenea sobresaliente y en forma de embudo largo - capota de lamina, rodachines, bomper de reja - número, etc.. etc..
Los vagones iban asegurados de unos ganchos de hierros - uno detrás de otro en hilera - sus colores eran distintos - verdes, azules- amarillos - rojos - etc.. etc..
El combustible era "leña seca" recogida en el camino hacía Juanchito hasta donde viajaba diariamente. La tripulación de estos artefactos consistía un Maquinista, un Ayudante y un Fogonero. Para los coches de nombrara por la Empresa un conductor que recibía los "tiquetes".
LAS PRIMITIVAS RUTAS FÉRREAS
Al igual que para el Ferrocarril - la empresa hizó extender las respectivas vías férreas o rieles sobre macizos troncos de roble. La Estación Principal o punto de partida inicial - talleres etc.etc.. estaba ubicada en la esquina de la carrera 8a con calle 19 donde hoy operan los Talleres del Municipio. Desde esta base partían los rieles en línea recta hasta Juanchito, orillas del río Cauca, siguiendo por todo el centro de la carrera 8a. Por esta ruta inicial se transportaba toda la carga que se despachaba por la vía fluvial a los puertos del Norte Vallecaucano hasta La Virginia. Igualmente se introducía a la ciudad la que procedía de toda la región del Sur y Norte con destino al consumo caleño. En el recorrido a Juanchito y lugares intermedios viajaban pasajeros de toda índole, comerciantes, turistas etc. etc..
NUEVAS RUTAS URBANAS
Debido al incremento que había tomado el sistema férreo, la Empresa optó por crear nuevas rutas ampliando así el recorrido inicial. Una de esas nuevas rutas partía de la Calle 19 Carrera 8a esquina (talleres) subiendo por la 8a hasta la Calle 16 esquina al llegar a esta calle doblaba hacia la izquierda por la Calle 16 hasta la Carrera 9a giraba hacia la derecha por la misma Carrera 9a hasta la Calle 12 frente a la antigua plaza de mercado (hoy Plaza Central - cayzedo). Días después se estableció una nueva ruta partiendo de la esquina de la Carrera 8a, Calle 19 (talleres) para subir por la 19 en línea recta hasta la Carrera 1a hasta llegar al antiguo manicomio, doblaba hacia arriba por la Carrera 1a hasta llegar a la Ermita.
La Calle 13 donde se había ubicado una Estación terminal para el expendió de tíquetes y aforo de carga en la Carrera 10 con Calle 13bis y 14 - Galería del Calvario -, la Empresa construyó un "bodegon" para el deposito de carga. Para el manejo de estos "bodegones" se destinaba de un Bodeguero encargado de la vigilancia, recibo y despacho de carga. En el lugar donde esta ubicado el "Teatro Sucre" funcionó esta Estación para la venta de tiquetes, aforo de carga y Administración de la Empresa, Oficinas de Gerencia, Jefatura de Personal. etc..
Los días domingos eran los de más congestión para el Tranvía, pues este día festivo o de vagancia lo destinaban las gentes del ayer para divertirse la gente viajando a Juanchito o "Puerto Mallarino" y desde ahí contemplar el suave deslizar de los Barcos que surcaban las turbulentas del Rió Grande. Disfrutar del espectáculo que brindaba la llegada y desembarco de los viajeros procedentes de los puertos lejanos. Admirar el arribó de las canoas repletas peces, las balsas colmadas de racimos de plátano y otros frutos traídos desde la "otra banda", los champanes de guadua unida en los cuales llegaban las "cañas gordas" para la construcción de las casas etc.. etc.. y demás distracciones y paisajes que ofrecía en aquel tiempo nuestro ya prescrito "Puerto Fluvial" sobre el río Cauca colmado de leyendas.
Con el correr del tiempo los tranvías se volvieron mas penosos para su uso, pues el humo de sus chimeneas además de haber ensombrecidos los lujosos coches, inundaba los pulmones y los ojos del viajero haciendo insoportable el "anhelado paseo" dominical o cotidiano.
No era raro observar cómo esos vagones que antes fueron cómodos y aseados, se convertían por acción del tiempo y el descuido en "verdaderas cocinas móviles" cuya azarosa vida sería largo de descifrar. Cuando llegaban las lluvias y los lodazales copaban los débiles rieles de la vía el Tranvía se descarrilaba tocándole a los pasajeros que montarlo nuevamente en su base, o empujarlo en apretada multitud cuando por razón de sus excesivo peso le era imposible subir las pendientes del trayecto, como en la pendiente de la calle 25, o paso nivel del ferrocarril. Ahí si que era "Troya" para el pobre artefacto. No valía el "pujar", "el patinar de sus rodachines", el "recalentamiento de su maquina" por más leña que le zapaban a su caldera, de nada le valí ante el vertical camino de la 25.
Para el colmo de sus múltiples tragedias personales, el "viejo Tranvía" solía cometer sus crímenes imprudentemente al levarse por delante a quién encontrará en su rápido vagar incontenible. Fueron muchos lo caballos, yeguas, vacas y novillos, terneros y potros, perros y gatos, sapos y chuchas etc.. etc.. de la fauna que perecieron en más de una ocasión bajo las ruedas de acero del artefacto andante. Muchos hacendados adyacentes a la vía (con especial a la de Juanchito) vieron morir trágicamente sus ganados y bestias durante la noche o durante el día por causa del Tranvía que asumía toda la pesada carga de su culpa criminal.
También se cuentan casos de gente que o fueron lastimadas o heridas por la acción del sistema, en horas diurnas o nocturnas por culpa de sus imprudencias (entre estas la causa de la embriaguez de las víctimas que se aventuraban por los rieles en busca de una cantina o de un lugar donde calmar sus "guayabos"). Entre estos accidentes se cuenta el que le ocurrió al sordo TARQUINO SCARPETTA, muy conocido en los medios parroquiales caleños. Este humilde personaje lo sorprendió la Locomotora del Tranvía el día en que inconscientemente transitaba por lo rieles de la Carrera 9a. En esa fecha y debido a que no escuchó los pitazos de la máquina, pereció horrorosamente destrozado, quedando esparcidas sus carnes y extremidades en todo el trayecto de la vía.
Otro caso esta vez sin consecuencias desagradables que lamentar fue el que le ocurrió a un joven apuesto y bien trajeado llamado Gustavo Lotero, quien se estrenada - un domingo por cierto - un impecable vestido de paño "León y Campana". Sucedió que en aquel día de fiesta el joven del cuento se le antojó montarse en los estribos del Tranvía para ir hasta la Plaza de Mercado, cuando al llegar el aparato a la esquina de la Calle 16 con Carrera 8a. había allí un montón de guaduas destinadas a una construcción, una de las colas de guadua, se le metió por la boca del pantalón al joven Lotero rasgándoselo desde la cola hasta la crín - como dice la copla popular-. El infortunado galán no tuvo más remedio que desmontarse del vagón en que viajaba y correo hasta la casa de una amiga - vecina al lugar de los acontecimientos - quien apenada y sonriente le frunció la manga del rasgado pantalón.
Otro caso típico o curioso como enigmático a la vez mecanizado sistema férreo-urbano es el que la Empresa contaba con solo tres máquinas para el funcionamiento del Tranvía, distinguidas como número 1, 2 y 4, no existía el número tres, misterios de la humanidad.
FIN DEL TRANVÍA
Con la aparición por las calles empedradas del automóvil y demás vehículos similares de todo tipo y marca, las gentes empezaron a olvidarse del "Tranvía" en forma desagradecida, pues en vez de usarlo como lo habían hecho años antes para disfrutar de su rapidez y descanso (aunque no de su comodidad e higiene) se dedicaron ocupar los modernos Ford, los Buiks, los "Chevrolet", los "Pacars", los "Cadillac", etc.. etc.., para sus viajes de turismo, los camiones para la carga y los buses para el transporte colectivo.
A causa de este impacto sicológico que colocaban al Tranvía en situación humillante de inferioridad estética, los empresarios (Municipio, Beyert y Bizzot) resolvieron ante la quiebra moral y económica del viejo sistema de locomoción urbana cedérselos en venta al Ingenio de La Manuelita de Palmira - quien los destinó para el acarreo de caña a sus poderosos trapiches. Ya el pobre y sufrido Tranvía se había convertido para el progreso humano de la "muy noble y muy leal ciudad de Santiago de Cali" en un "estorbo" para el libre transitar de los modernos, más rápidos y más deleitosos al fenómeno del mundano andante.
Quiero para finalizar esta crónica copiar aquí el envió de las musas que en forma de "homenaje póstumo" quieren rendirle un último tributo al noble y desaparecido artefacto; después de causar dichas y amarguras, por sobre las urbanas rutas enrieladas, se fue a endulzar campos y criaturas bajó el férreo rumiar de sus quijadas.
Alla se fue el rústico Tranvía a lloras sus penas entre los "cañaverales" cual manso buey de cerviz vencida. Allá está el Tranvía entre los animales.
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