Historia del CERRO DE LAS TRES CRUCES.

Texto traducido de Despertar Vallecaucano. N° 88, Abril 1987.
Título: Las Cruces del Cerro y su valiente constructor Padre Marco T. Collazos
Autor: Tomás de Booc

Gracias a empeños de la Sociedad de Mejoras Públicas, se efectuó la reconstrucción del hermoso monumento a las Tres Cruces, que tan maravillosamente ostenta la ciudad en la cúspide del cerro que lleva su nombre, y que indiscutiblemente debemos al dinamismo  del ingeniero Pbro. Marco Tulio Collazos, sacerdote católico vallecaucano, quien nació en Pavas (La Cumbre), el 31 de diciembre de 1892, y fue consagrado como sacerdote por el primer Obispo de la Diócesis Exmo. Sr. Heladio Posidio Perlaza, en la iglesia catedral, el 15 de junio de 1920.

Vamos a repetir lo que tanta veces se ha relatado en los periódicos y revistas de la ciudad, sobre la historia de la tradicional devoción de los caleños, de la colocación de las Tres Cruces del cerro, su origen y costo, así como algunos detalles del monumento.

Desde la época de la colonia en la ciudad la devoción de colocar las tres cruces del calvario en el cerro, centinela de Santiago de Cali. Decían los antiguos que esa devoción nació de la idea o creencia de que en esta forma se conjuraba ese lugar, que dizque se encontraba en poder de las brujas, el duende y demás espíritus malignos.

El promotor de la renovación anual de las Tres Cruces, que se hacia el 3 de mayo, fue el señor Buenaventura Montes quien exigió a su familia continuar la devoción, y fue cumplida su orden hasta extinguirse el último familiar. Luego siguió a su cargo el señor Buenaventura Bolaños, dando igual consigna a los suyos, hasta que también se extinguieron. Tomando a su cargo la tradicional devoción el institutor y pirotécnico don Miguel Vicente Mercado Ayala, a quien por su enfermedad y su avanzada edad, le fue preciso encargar de la simpática fiesta de los hermanos Luis y Antonio Perea Z.,  y al señor Isamel Perdono, quienes continuaron  esa tradición hasta su muerte, colocando ellos las últimas cruces de guadua.

En uno de los domingos del mes de mayo, cada año salíamos de la ciudad, hacia el cerro, en las primeras horas de la mañana, cargando en hombros las tres cruces de guadua; a los acordes de la típica  y original música del conjunto popular "Palo Alto" o el "Garrón de Puerco", "La Pelleja" o la "Banda Cívica", como de todos modos se llamaba, y al reventar gran cantidad de cohetes o "voladores", fabricados por el maestro Miguel Vicente y Lucas Figueroa (a. "El Tronante"), todos los caleños de "alegre humor" marchábamos en caravana compacta hacia el cerro. Al llegar a la cima,  después de colocar las cruces, el sacerdote celebraba la Santa Misa; y luego, música, cohetes, tapetusa... y regreso, con flores silvestres en la solapa y en el sombrero con el pañuelo "Rabodegallo" repleto de mortiños y arrayanes, unas cuantas mirlas y azomas pico de plata, abrojo y espinas "uña de gato", en los cimientos del cuerpo.




La muerte de los hermanos Perea Z. terminó esa simpática pero antigua tradición de la colocación de las cruces de guadua, pero monseñor Daniel Guerrero tuvo la feliz idea de remplazarla por un monumento estable, y asi fué como R. P. Marco Tulio Collazos inició el desarrollo de su construcción, constituyéndose la junta encargada de llevar al éxito la construcción de los monumentos que hoy exponemos a la admiración de nuestros visitantes y turistas.

La Junta quedó constituida por los señores presbitero Marco Tulio Collazos, su presidente,  doctorres Joaquin Borrero Sinisterra, Guillermo A. Garrido T., Bernardo Losada Sinisterra, Demetrio García Vásquez, Ernesto González Piedraihita, Mariano Córdoba, Nicolás Ramos Hidalgo y señores Manuel María Buenaventura (El Chato), Alberto Riascos Plata, Manuel José Gutíerrez Perea, Ezequiel y Mateo Gamboa, Alfonso Martínez Velasco, Marceliano Calero S., Luis Sinisterra Gómez y Tobías Vergara.

El 26 de mayo de 1937, se iniciaron los trabajos de construcción del monumento, con planos elaborados por los ingenieros vallecaucanos Argemiro Escobar Cruz (de La Unión) y Vicente Aragón Ampudia (palmirano), desarrollados por el ingeniero Pbro. Collazos quien dirigió la obra, siendo maestros constructores los señores Luis E. Perea y Enrique Chavez. Se inauguro el  6 de enero de 1938 con un costo total de $36.628.28.

La cruz central tiene un alto de 26 y medio metros, un metro cincuenta centímetros de ancho, por un metro veinte centímetros de fondo, con un costo de $9.558.22. Las cruces laterales miden un alto de 22 metros y de ancho un metro veinte centímetros. Todas cubiertas de azulejos blancos.

Tiene el monumento tres metros de cimiento, con un capa de concreto de noventa centímetros de alto por veinte metros cuadrados, protegidos por tres pararayos, contra descargas eléctricas. La peana de la cruz central esta dotada de una mesa de altar para la celebración de misas campales Blustrada: 35 de metros de frente por 15 de fondo, con tres escalinatas de siete gradas, iluminación eléctrica directa. 

Se instalaron cuando fue construido el monumento varios aerodinamos que daban una reserva  de 48 kilowatios por día, diriamos que funcionaban por las corrientes de viento que en ese lugar nunca faltan. Durante el día acumulaban las fuerzas necesarias y mas que suficiente para la iluminación nocturna, que evitaba gastos y aseguraba energía. 




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