Henry Chinaski es un escritor alcohólico y genial que se pasa la vida en los bares. Su preferido es el "Golden Horn", frecuentado por un variopinto grupo de vagabundos, prostitutas y otros desechos de la sociedad. Henry se lleva muy bien con Jim, el barman de día, pero discute frecuentemente con Eddie, el barman de noche, un hombre iracundo y fanfarrón. Sus peleas son objeto de apuestas por parte de los clientes. Cuando Henry gana, gasta su dinero recorriendo los demás bares del barrio. Así es cómo conoce a Wanda, una mujer todavía bella y tan alcohólica como él.
Cuando el ser humano no caminaba erguido y se regía por la Ley del Más Fuerte, nos viene rápidamente en mente la imagen de un hombre de cromañón sucio, peludo, sin ley ni orden que lo amparen o que lo puedan detener. Mickey Rourke (La Ley de la Calle; The Wrestler) se mete en la piel de Henry Chinaski (alter ego del escritor Charles Bukowski que también ejerció de guionista en esta cinta), viva imagen y semejanza de un cavernícola del siglo XX. Deambula de bar en bar, no tiene territorio propio, pelea por negarse a pagar la ronda y se permite el lujo de conocer a mujeres depresivas (Wanda y Tully, interpretadas por Faye Dunaway y Alice Krige respectivamente), aunque el amor le importa un pito. Wanda, alcohólica cómo él, representa el lado pasivo del que Chinaski tanto se enorgullece y Tilly, la ingenua y reprimida editora que vé en el borracho algo más que un genio, refleja justamente lo contrario; la ambición y el éxito, círculos de los que él se resiste a formar parte, en un exceso de lírica del orgullo y anticonformismo unidos. A pesar de todo Henry seguirá apestando a pedo, whisky, vino y humo de cigarrillo tras un rostro masticado por el sudor y la sangre de las decenas de palizas que recibe de Eddie (Frank Stallone, hermano de Sylvester) el antipático barman que no fia a nadie. Pero Henry cuenta con el apoyo incondicional pero pasivo de otro buen tabernero, Eddie (J.C. Quinn) y una comitiva de viejos borrachos como andantes hígados atrofiados y raquíticas fulanas que se ganan la vida haciendo felaciones en putrefactas letrinas de bar antes que pasar sus últimos años en un geriátrico.
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