Lejos de circunscribirse a las relaciones interpersonales, la seducción se ha convertido en el proceso general que tiende a regular el consumo, las organizaciones, la información, la educación, las costumbres. La vida de las sociedades contemporáneas está dirigida desde ahora por una nueva estrategia que desbanca la primacía de las relaciones de producción en beneficio de una apoteosis de las relaciones de seducción.
Indiscutiblemente debemos partir del mundo del consumo. con la profusión lujuriosa de sus productos, imágenes y servicios, con el hedonismo que induce, con su ambiente eufórico de tentación y proximidad, la sociedad de consumo explicita sin ambages la amplitud de la estrategia de la seduccion. sin embargo está no se reduce al espectáculo de la acumulación; mas exactamente se identifica con la sobremultiplicación de las elecciones que la abundancia hace posible con la latitud de los individuos sumergidos en un universo transparente, abierto, que ofrece cada vez mas opciones y combinaciones a medida, y que permite una circulación y selección libre.y esto no mas que el principio. esa lógica se desplegará ineluctablemente a medida que las tecnologías y el mercado vayan poniendo a disposición del publico una diversificación cada vez mayor de bienes y servicios. actualmente la televisión por cable ofrece, en algunos lugares de USA, la posibilidad de elegir entre ochenta cadena especializadas, sin contar los programas a petición; se calcula en unas ciento cincuenta el numero de cadenas por cable necesarias para satisfacer las exigencias del publico a seis o siete años vista. desde ahora el autoservicio, la existencia a la carta, designan el modelo general de la vida en las sociedades contemporáneas que ven proliferar de forma vertiginosa las fuentes de información, la gama de productos expuestos en los centro comerciales e hipermercados tentaculares, en los almacenes o restaurantes especializados.
Esa es la sociedad posmoderna, caracterizada por una tendencia global reducir las relaciones autoritarias y dirigistas y, simultáneamente, a acrecentar las opiniones privadas, a privilegiar la diversidad, a ofrecer formulas de programas independientes, como en los deportes, las tecnologías psi, el turismo, la moda informal, las relaciones humanas y sexuales.
Gilles Lipovetsky
La era del vació
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